El Rol del jugador según su situación

Cuantas veces te habrás preguntado: Porqué me grita tanto? Porqué no soy titular si entreno mejor que ... ? porque me desconvoca? ...  solo tú tienes las respuestas si analizas todo con detalle ante tu trabajo de entrenamiento. Claro está que pueden influir otros factores de cara al entrenador, pero normalmente se rige en tu mentalidad a la hora de entrenar. Por eso es importante que tengas en cuenta los siguientes puntos:

  • El jugador debe afrontar los entrenos con optimismo y convicción

Algunas suplencias pueden resultar complicadas o muy complicadas, pero no por ello hay que tirar la toalla.

Según diversos estudios, los jugadores utilizan un porcentaje muy reducido de su capacidad moral, contando con un potencial más que suficiente para superar grandes desafíos, por difíciles que parezcan.

El auto-convencimiento de ser uno capaz de ser titular termina influyendo de forma decisiva en la convocatoria de partido.

Es un proceso que se auto-alimenta.

Si la convocatoria es ya de por si complicada y el jugador está plenamente convencido de que no podrá entrar en ella, la dificultad que encontrará será aún mayor.

Si por el contrario, afronta dicha convocatoria convencido de sus posibilidades las dificultades no le resultarán tan insuperables.

Con una buena mentalidad y dedicación será capaz de sacar adelante su titularidad por complicada que sea.

  • El jugador debe poner ilusión en lo que hace

Es innegable que entrenar cuesta y que es fácil encontrar otras actividades alternativas que resultan mucho más apetecibles. Pero, en definitiva, como el entreno hay que hacerlo, más vale afrontarlo con cierta dosis de alegría.

Algunos entrenos pueden resultar interesantes de por si, pero aquellos otros que se hagan más cuesta arriba es donde el jugador debe hacer un esfuerzo y buscarle un lado positivo (planteándoselos como un desafío personal, pensando que mientras luche al 100% y se esfuerce las posibilidades son mayores).

Si a uno no le cuesta entrenar y además afronta el mismo con desmoralización, éste se le hará doblemente cuesta arriba.

Si por el contrario lo afronta con cierta dosis de ilusión se le hará mucho más llevadero.

Una persona motivada rinde mucho más

  • El buen jugador debe actuar con seriedad y el rigor

Los entrenos constituyen su principal obligación y debe afrontarlos con profesionalidad.

Debe ser constante y trabajar diariamente.

Tiene que desarrollar su fuerza de voluntad, siendo capaz de sacrificarse por alcanzar unos objetivos (ya vendrá luego la recompensa).

Si desarrolla desde joven estas cualidades, más tarde se beneficiará de ellas en su carrera profesional.

  • El buen jugador debe buscar la excelencia

No se puede conformar simplemente con jugar, tiene que apuntar mucho más alto. Debe fijarse unos objetivos exigentes, aunque realistas.

En primer lugar porque puede (tiene capacidades de sobra) y en segundo lugar por seguridad, por contar con un margen de seguridad.

En esta búsqueda de la excelencia el jugador no debe nunca bajar la guardia.

Aunque vaya obteniendo buenos resultados no debe confiarse, debe seguir apretando.

Además de fijarse una gran meta, resulta conveniente fijarse objetivos más inmediatos, más a corto plazo (por ejemplo, si no souy titular voy aprovechar y dar lo máximo en los minutos que tenga, demostrar que si puedo a mi mismo, al equipo y  al entrenador).

Es una forma de mantener la tensión, de no relajarse ante la lejanía de las metas propuestas.

Además, lograr esos objetivos más inmediatos resulta muy motivador.

  • El jugador debe ser flexible

Si la actitud de entreno que emplea no le da resultados, debe cambiarla. Debe estar permanentemente tratando de mejorar su carácter o actitud en su forma de entrenar, de ser más eficiente. Puede que en entrenos oiga la recriminación del entrenador, esto debe entender que no es ninguna manía, ni odio por parte del mister, al contrario. Está encima de él por su bien estar y porque sabe que puede rendir más. En pocas palabras quiere explotar su potencial. Por tanto debe ser flexible ante estas situaciones.

  • El jugador debe ser humilde

Debe ser capaz de admitir sus fallos, sus carencias; esto es esencial para comenzar a corregirlos.

No puede engañarse a si mismo, buscando siempre responsables de sus fracasos  (el mister me tiene manía; casi todo el mundo juega;  se ha equivocado en la indicación, etc.).

  • El jugador debe ser también un buen "encajador"

Ante una suplencia o desconvocatoria no se puede hundir, ya habrá más oportunidades. Lo que sí debe hacer es analizar los errores, conocer sus causas y tratar de que no vuelvan a suceder. De los errores se aprende.

 

 

Recuerda: No pierdas nunca la esperanza y encaja las cosas con fuerza y optimismo. Trabaja siempre como el que más, tarde o temprano llega la recompensa!!

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