Pasan las temporadas y los tiempos evolucionan, pero... ¿Cómo evolucionan aquellos deportistas que quieren llegar a algo? ¿Hasta donde
están dispuestos? ¿Realmente que es lo que valoran?
Actualmente solo un tanto % de las jóvenes promesas son conscientes de la oportunidad que se les presenta. El otro tanto %, en lo
general, es el SI pero NO. Los esfuerzos, los sacrificios, el cuidarse (nutrición, descansar, concentración, organización, responsabilidad...), no entran en su mentalidad como deportista. ¿Cuántos
deportistas dicen querer llegar a ser alguien pero sus actos no ayudan a que así sea? Quieren estar lo más arriba posible si, pero con una vida lejos de la auténtica esencia del
deportista.
Aquellos que día a día tienen muy en cuenta todos estos aspectos, que dejan de hacer muchas otras cosas por obtener lo que tanto
anhelan, son vistos como ingenuos, o una simple pérdida de tiempo. Cierto es que la dificultad de logro es máxima pero también lo es que es posible.
La constancia, la disciplina, el rigor, la autoexigencia en cumplir una serie de rutinas que acercan más al éxito, eso para muchos no
vale la pena.
Por desgracia, hoy en día este es el pensamiento de muchos jóvenes :
" ¿Qué vida es esa sin poder salir, sin poder comer ni beber lo que uno quiere, o sin poder hacer lo que a uno le apetezca? A mi no me
afecta, yo voy a conseguirlo igualmente, no necesito todo lo otro, porque yo valgo".
Esa confianza (errònea) es lo que hace que después se lleven la sorpresa o incrédulos a los acontecimientos a posteriori.
Está claro que no hay que ser extremista, pero si concienciarse de que unas buenas condiciones, unos buenos valores favorecen más que no
tenerlas ni hacerlas.
Inculquemos a nuestros deportistas a cuidarse, y a valorar todo esfuerzo.
Ya lo dice bien el refrán: " El que algo quiere, algo le cuesta"