La suplencia: el desánimo de muchos



En el deporte colectivo, en este caso el Fútbol, la suplencia es algo que no se sabe encajar bien. Sólo se mira el lado negativo de estar sentado en el banquillo (a pesar de haber sido convocado a diferencia de otros que no entraron). ¿A caso nos olvidamos ya de que el primer objetivo que teníamos era entrar en la convocatoria? ¿Porque una vez hemos entrado, nos molesta saber que somos suplentes y quitamos ya la importancia que tenía antes nuestro primer objetivo?

 

Ante ésta, existen dos tipos de jugadores: los que se sienten inferiores (asumen suplencia evitando presiones) y los que se sienten muy superiores (no aceptando la suplencia). Claro está que también existe el término medio, pues hay jugadores que no se sienten por debajo pero tampoco por encima de los demás. Pues bien, todos tienen un mismo problema a parte de la suplencia, la llamada autoestima.  Unos se quieren poco y otros se quieren con desmesura.

 

Esta autoestima debe ser controlada y bien llevada por el propio jugador con la ayuda del entrenador, que al fin y al cabo es quien decide el once inicial. Pues sabemos que, con frecuencia, en el fútbol el resultado final de un partido o incluso una temporada lo determinan los jugadores suplentes.

 

Por eso el jugador suplente debe tener claro cual es su estatus como jugador de banquillo:

 

* Tener cierto grado de aceptación  ( eso sí, sin darlo por imposible ).

 

* Reconocer motivo  por el que está en el banquillo y cuales son las cosas a mejorar para poder competir y poder entrar en el once titular.

 

* Entender que su regreso al equipo titular viene dado por su trabajo  en los entrenamientos pero también por el del resto de sus compañeros que deberán bajar su ritmo, por tanto que no solo depende de él, aunque eso no quita que siga trabajando duro y ser paciente  esperando su oportunidad.

 

* Aceptar los roles  en el equipo.

 

Perseverancia  ante las dificultades.

 

Está claro que ser suplente no gusta a nadie, pero si jugar al fútbol. Por tanto no hay que rendirse y se debe seguir trabajando esperando las oportunidades que siempre llegan ante el buen trabajo.

 

Recordar siempre: " un titular hoy, puede estar mañana en el banquillo".

 

 

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